Una disputa sobre la última voluntad de José Pérez García, vecino de San Telmo (Santa Cruz de La Palma) concluyó con la decisión de trasladar su cadáver en 1802. El párroco encargado de ejecutarla, al encontrar su cuerpo incorrupto, no dudó en contratar a un carnicero para que destrozase el cadáver y así pudiera caber en las dos urnas que se habían preparado. La justicia castigó al descuartizador con el escarnio de colgar sus cuchillos y a continuación destrozarlos en la plaza pública.
LORENZO ARROCHA, Jesús Manuel; «El espantoso caso del cadáver descuartizado», Canarias insólita: bestias, fenómenos y calamidades (Herques, 2017)
Autoría: Jesús Manuel Lorenzo Arrocha
Fuente ilustración: Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma
Categorías: Época, Sucesos, Terror, Tribunales