1 EL TESORO DEL PINO GACHO DE FUENCALIENTE
En las afueras del núcleo urbano de Los Canarios (Fuencaliente), en dirección este, hacia el barrio de Las Caletas, se encuentra un viejo pino de no muy elevada altura y copa plana. Por esta razón es conocido entre los lugareños como el Pino Gacho. Lamentablemente, en el último incendio forestal que azotó en 2009 al municipio, este ejemplar de Pinus canariensis fue duramente castigado por las llamas y ha terminado por secarse. La tradición oral cuenta sobre este pino que durante uno de los ataques piráticos sufridos en La Palma, uno de los asaltantes se vio en una situación de apuro y enterró el fruto de su saqueo en las inmediaciones de este árbol. Años más tarde, el pirata fue capturado y encerrado en la prisión del Morro de La Habana. Transcurrido un tiempo, comenzó a escribir algunas misivas dirigidas a vecinos de Fuencaliente en las que afirmaba que en las inmediaciones del Pino Gacho había un tesoro escondido. Diría el lugar exacto en que se hallaba a cambio de una suma de dinero. Entre los vecinos del término de Fuencaliente se corrió el rumor del posible tesoro y fueron muchos los que acudieron hasta el entorno del pino en busca del preciado botín. Los vecinos suponían -con razón- que si el pirata se había visto en una situación comprometida, el tesoro no debía encontrarse a mucha profundidad. Sin embargo, a pesar de los numerosos intentos de búsqueda, éste nunca apareció. Tampoco nadie pagó cantidad alguna al misterioso preso de la cárcel habanera. Aún queda memoria de una de estas cartas, dirigida al secretario municipal Luciano Hernández Armas. Se dice que llegaron misivas remitidas desde La Habana a Fuencaliente hasta principios del siglo XX; después de esta fecha no volvió a saberse nada más de aquel preso cubano ni del supuesto tesoro.
2 EL TESORO DEL BARRANQUITO
A principios del siglo XX, llega a Tazacorte una carta cuyo destinatario es un comerciante del municipio llamado Elías Rodríguez Pérez.
El Remitente, un oficial del ejército español que cumplía condena en una prisión de África.
En la carta, el militar el cual desconocemos su nombre, explicaba a Elías de su condena perpetua y la gravedad de una enfermedad que arrastraba desde algún tiempo. Solicitaba a Elías que le enviara dinero para costear el viaje de su hija desde Cádiz a La Palma con el fin de desenterrar un tesoro escondido en una cueva propiedad de Elías y que su hija le llevaría en mano un mapa que señalaba el lugar exacto.
La carta informaba que cuando el tesoro fuera desenterrado, este se dividiría en dos partes, una para la hija del militar y la otra parte para Elías.
Tiempo más tarde, la historia se complica, cuando Elvira, una vecina de Elías desvela que en un sueño, un fantasma la informó de un tesoro enterrado en Tazacorte que la mantuvo en estado de ansiedad durante bastante tiempo y que con el fin de desahogarse contó la historia a otras vecinas.
La noticia del tesoro corrió de boca en boca rápidamente dando la casualidad que el lugar que indicaba Elvira era el mismo lugar que indicaba el militar en su carta.
Dos hijas de Elías junto a una vecina, se trasladaron a la cueva señalada situada en el Barranquito, al llegar, las tierras estaban removidas, con restos de maderas y metales indicando de que en el lugar había habido algo enterrado.
Una de las amigas de Elvira que había oído la historia del fantasma fue acusada sin prueba alguna, pero si es cierto que esta abandonó Tazacorte junto a su marido instalándose en la vecina isla de Tenerife donde abrieron grandes negocios y llevaron una vida desahogada.
Cierta o falsa esta historia, la verdad es que aún anda en boca de los más ancianos de Tazacorte.
Datos ofrecidos por la biblioteca Miguel de Cervantes.
3 EL TESORO DE LA PALMA
En 1852 José María Notel embarca en el buque Velandro Rosa a Sierra Leona con 2.000 piezas de oro con el fin de comprar esclavos.
Estando a la altura de las Islas Canarias, el capitán propuso ocultar las onzas de oro en tierra y luego naufragar el buque.
El documento fechado en 1859 en Ceuta, es enviado por José María a un amigo suyo de La Palma, informando a todo detalle del lugar de enterramiento siendo este una playa de arena negra.
Sabemos que fueron tres personas las que desembarcaron del Velandro Rosa y se dirigieron a alguna playa de la isla.
El propietario de dicha carta desea que no sea desvelado el lugar.
Leyenda o realidad, la verdad es que dicho escrito existe y que el tesoro podría estar todavía en dicha playa.