Los Primeros Maestros Roneros

Don Manuel Quevedo Alemán (1872-1968), del cual se decía un hombre adelantado a sus tiempos, funda en 1936 la fábrica del Ron Aldea en el municipio gran canario de la Aldea de San Nicolás de Tolentino. Nacido en Arucas, emigra muy joven a Cuba pasando en 1888 a Santo Domingo, donde, en ambos lugares, ejerció labores en el mundo de los ingenios azucareros.

Tras el regreso de las Antillas, a principios del siglo XX, trabajó a la sombra de su padre y su tío José Alemán, propietario de la fábrica azucarera de Bañaderos, tomando más tarde la dirección de la importante fábrica de la ciudad de Guía (Gran Canaria) adquirida en 1909 por el empresario inglés Mr. Leacock. Entonces, con 37 años, Quevedo ya era un más que reconocido maestro del azúcar y el ron.

Don Manuel se distingue de la competencia internacional por la incorporación de un método no común en las elaboraciones de los destilados, la Destilación Directa del Jugo de Caña. Por regla general para la fabricación de aguardiente en las principales regiones azucareras se usaba y sigue usándose la melaza residual del azúcar para aprovechar al máximo la materia prima. Lo que pretendía don Manuel para la destilación era la utilización del jugo o “GUARAPO” de la caña recién molida y no de la melaza residual, con lo que el producto mantenía el sabor y aroma puros de la caña dulce.

El Ron Aldea en La Palma. Seguidamente al traspaso de la fábrica a mediados de los 50 es Don Carmelo Quevedo, hijo de Don Manuel, quien se va a la Palma con la marca Ron Aldea, dando lugar un segundo ciclo en la historia y producción de este producto.

Unos años más tarde, en 1969, un hijo de Carmelo, José Manuel Quevedo Hernández, se traslada también a la Palma para continuar con esta historia familiar hasta la actualidad. Hoy en día, los hijos de José Manuel, una cuarta generación, mantienen vivos el espíritu de los primeros maestros roneros.

Autoría: IslaBentura
Fuente ilustración: Destilerías Aldea
Categorías: Historia, Tradición

El Crimen de Doña Francisca

En el año 1751 tuvo lugar en Santa Cruz de La Palma un acontecimiento que produjo en la opinión pública un revuelo sin precedentes.
Doña Francisca Javiera Morales y Cáceres, propietaria de la vivienda donde en la actualidad se encuentra el Ilustre Colegio de Abogados, esposa del Procurador Sevillano Blas de Ávila, era acusada de haber envenenado a su marido debido a que esta mantenía una relación con Carlos Casimiro Méndez y a su vez haber envenenado también a la esposa de éste con el fin de contraer nuevas nupcias.
Tras ser detenida, fue juzgada por el Alcalde Mayor Don Mateo López pero debido a las influencias que poseía Francisca con un pariente canónigo de mucha influencia esta fue dejada en libertad sin cargos.
Curioso y humorística acaba esta historia pues el 6 de junio de 1768 Francisca contrae matrimonio con Tomás León hijo del Alcalde Mayor que años atrás la había enjuiciado.

Autoría: IslaBentura
Fuente ilustración: Fernando Rguez. Sánchez. Palmeros en El Mundo
Categorías: Historia

La Amakuna

En pleno siglo XV, recién conquistadas todas las Canarias y el nuevo mundo, La isla de La Palma contaba con el tercer puerto más importante del mundo.
Esto hacía que grandes fortunas se instalaran en la isla o tocaran tierra antes de atravesar el océano Atlántico en busca del oro.
Aquellos osados marineros, no sólo desembarcaron en la isla por alimentos y agua, sino también en busca del mayor secreto guardado por los aborígenes, un hongo que solo crece en las islas de mayor relieve y bañadas por los alisios, ese hongo era conocido como » AMAKUNA».
Cuenta la historia, que los aborígenes Awara (La Palma) y Guanches (Tenerife), custodiaban este hongo como si su vida dependiera de ella, incluso, era una herencia que pasaba de padres a hijos.
La Amakuna es un pequeño «champiñón» que crece en las zonas más húmedas de la isla de color blanquecino y en la actualidad es utilizado por las mayores farmacéuticas del mundo, es una seta psicotrópica.
Aquellos capitanes y terratenientes recogían en las islas esa seta con el fin de drogar a los soldados y marineros en la larga travesía y una vez en tierra les diera el valor de luchar contra los indios americanos para acceder al apreciado oro.
Fue tan popularmente conocida, que los reyes Católicos Fernando e Isabel aprobaron un decreto permitiendo su uso.
En la actualidad, esta seta está catalogada como peligrosa.

Autoría: Islabentura
Fuente ilustración: Fernando Rguez. Sánchez. Palmeros en El Mundo
Categorías: Historia