En la Cueva de Belmaco habitaban los jefes del cantón de Tigalate y su hermana Arecida. La joven princesa se siente atraída por el apuesto Tinamarcín, admirado por ser un hombre de buen corazón. Ambos se juran amor eterno y los soberanos Juguiro y Garehagua ven con buenos ojos la unión de ambos. En un ambiente de júbilo comienzan los preparativos de la boda a la que asistirán muchos príncipes isleños. Pero todo se desvanece en segundos; embarcaciones extrañas arriban a la isla y los awaras toman las armas para defender su libertad. El inexperto colono invasor Guillen Peraza va al frente de los castellanos, pero pronto será abatido por el propio Tinamarcín y el resto huye hacia La Gomera. La venganza por parte de los cristianos no se hace esperar: meses más tarde retornan acompañados por isleños gomeros y herreños que les servían de intérpretes y luchaban junto a ellos. Jacomar fue el hombre cruel que truncó la felicidad de Arecida; quiso tomar por la fuerza lo que jamás lograría por amor y al no conseguirla le sacó la vida con un cuchillo.
Blog De Mar a Cumbre y DUARTE, Félix; Leyendas canarias (Edirca, 1981)